miércoles, 25 de enero de 2012

La magia que se ocultó tras la Esvástica.






Quizá ustedes leyeran en alguna ocasión, acerca del secretismo del III Reich, siempre mencionado entorno al hermetismo que rodeo a los mas altos cargos de este movimiento. ¿Donde nació el sentimiento de la supremacía Aria? ¿Acaso tienen algo que ver el Ubermensch de Nietzsche, con el que pregonaban Hitler y compañía?¿Qué se escabullía en la sombra de los mas escépticos afiliados al partido nacional-socialista?
Todas estas preguntas empiezan a ser contestadas, siempre de manera simbólica y algo críptica.
Para entender la filosofía nazi, debemos ahondar en un concepto oscuro, el de la "Sociedad Thule".
Supuestamente regidora de los designios de la nación germana, esta hermandad, al parecer, acogió a Adolf Hitler en su seno menos iniciado, justo después de que acabara la 1ª Guerra Mundial, en la que sirvió diligentemente.


Grabado de la Sociedad Thule.
Observad el parecido con la
esvástica nazi
La sociedad Thule o Thule-Gesellschaft, pretendía demostrar que los orígenes de la raza Aria se remontaban hasta un país desaparecido llamado "Thule". Este país fue localizado por los geógrafos grecorromanos en el mas lejano norte. Virgilio la relacionaba en su "Eneida" con Escandinavia, aunque los propios "Thuleistas" la creían mas bien cerca de Groenlandia. Este país era la capital de la Hiperborea, que los ariosofistas afirmaban, se trataba de un continente desaparecido, probablemente la Atlántida.
Muchos de los mas distinguidos miembros de la corte de Adolf Hitler, incluido este, eran grandes seguidores del ocultismo, la mística medieval o la astrología.
Algunos de los nombres relacionados a este asunto son Heinrich Himmler, que llego a formar una replica del templo de Salomón en el castillo de Wewelsburg, además de los famosísimos anillos que entregaba a todos los oficiales, los Totenkopfring, inscritos con una serie de símbolos rúnicas de procedencia nórdica además de una calavera, para acentuar el sentido de la muerte. Las mismas SS (Schutzstaffel), se han identificado con un símbolo nórdico denominado "Sig", del sol a la victoria, según algunos interpretes.

Fotografía de un Totenkopfring, y su simbología
 Rudolf Hess, el presidente del comité central nazi, también fue un socio del culto Thule, y por ello compartió celda con el Führer, cuando la sociedad fue considerada proscrita de la ley, ayudando al futuro regente de la nación a redactar Mein Kampf.
Estos hombres pasaron hace mucho a la otra vida, bien por suicidio, muerte natural, o juzgados en Nuremberg, pero son muchos los autores que afirman que el verdadero espíritu del misticismo nacional-socialista, se ha mantenido hasta la actualidad, debido a que, los que verdaderamente manejaban los hilos tras el III Reich, jamas se dieron a conocer.
Varios reputados escritores y periodistas han viajado estos últimos años al conocido "Nido del Aguila", donde Hitler y sus ministros se refugiaban extasiados por los paisajes, pero también por el misticismo de la zona, en los Alpes Bávaros. Este complejo estaba inundado por túneles que conectaban las casas, y rodeado por un profundo bosque, en el que hoy día, se recogen multitud de símbolos de rituales de carácter esoterista, así como arboles grabados con el '88' (HH, o Heil Hitler).
Panorámica de "El Nido del Águila"
Una persona cualquiera que se preocupe por repensar el motivo de los grotescos actos acaecidos entre el 1933 y 1945, podrá comprender, que tales atrocidades se han producido a lo largo de la historia en nombre de múltiples creencias, lo que no las hace menos condenables, pero que, una política meramente fascista, no seria capaz nunca capaz de llegar tan lejos. Creo que el trasfondo de este periodo de la historia va mas allá de la imaginación humana, de lo que podamos suponer o plantear.
Pero solo es una opinión, aunque los datos estén sobre la mesa.

Hasta la Próxima



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